
Cuando el coronavirus en Australia obligó a cerrar bares y restaurantes en marzo, las cervecerías se quedaron con enormes inventarios de cerveza sin vender. Pero en lugar de desperdiciarse, algunas ales y lagers caducadas en el Sur de Australia han estado cumpliendo un nuevo propósito: alimentar una planta de tratamiento de agua.
En la planta de tratamiento de aguas residuales de Glenelg, Adelaida, millones de litros de cerveza no utilizada de las cervecerías locales se han convertido en energía renovable para impulsar su proceso de tratamiento de agua.
La forma en la que lo logran es mezclando residuos industriales orgánicos con lodos residuales para producir biogás, que luego se convierte en electricidad. Este proceso genera suficiente biogás para cubrir alrededor del 80% de sus necesidades energéticas.
La cerveza funciona de manera perfecta dentro de los digestores orgánicos donde se calienta el lodo residual en un ambiente sin oxígeno. Gracias a su alto contenido calórico es perfecta para el proceso de digestión anaeróbica.
Por otro lado, este modelo podría replicarse para su utilización en el proceso de fabricación de la cerveza misma.
TheBeerLabTeam
Fuente: CNN